Por la RN 1 y a 28 km por camino consolidado, está la Reserva Natural Cabo Dos Bahías. Allí hay una pingüinera y se ven lobos marinos en una península cercana, los guanacos son dueños de las llanuras y lomas. Todo el recorrido es hermoso y solo porque me resulto fácil y seguro de acceder me quede a dormir junto a la Caleta Pedro. Una formación rocosa que avanzaba hasta la costa y la pequeña playa está hecha por restos de conchas y moluscos. Esa tarde mientras escribía en mi bitácora ví asomarse, lo que creo fueron dos orcas muy cerca de la costa. Entonces recordé lo que me decía un editor. Si no tienes la foto, no me lo cuentes.
Al día siguiente, estaba parado frente al muelle haciendo los mates de despedida del pueblo y se acercaron Rita, Franco y su perro Chicho, en una Transporter igual a Victoria. Tenian una inquietud mecánica con su combi. Consultamos Overlander, la app que se uso para buscar información durante el viaje y nos encontramos con Cesar, un mecánico que estaba a solo 500 metros de nosotros.
Cesar es oriundo de Mar del Plata y mecánico naval jubilado su remera decía “el corazón de un maquinista no late, regula”. Con una sonrisa amable y sus manos firmes nos atendió justo cuando estaba por enganchar su casa rodante para salir a asistir un camionero que se había quedado en la ruta y pensaba que iba a pasar la noche haciendo el trabajo. La bomba está bien, el agua circula vayan tranquilos.
No nos quiso cobrar y nos contó que dejo la ciudad y ahora un hijo se vino a trabajar con él. Esta vez hice la foto.
Comenzamos a compartir y coincidir en los planes que parecen sueños y nos encontró el almuerzo y la sobremesa, despues la despedida. Seguí a la distancia la hermana de Victoria, mí combi y al llegar a la RN 3 ellos, que viven en Comodoro Rivadavia siguieron al norte hasta Madryn poniendo a prueba su motor y yo al sur. Pensando en que quizá nunca nos reencontremos pero siempre recordare estos momentos, que describo y fotografío para recordar como dice el fotografo.
