Paredes que hablan / Walpaq
Amanecí en la costa del embalse de Campo Alegre con mucha bruma. Después de un par de días de lluvia, entró un mensaje al teléfono. - Ví que estás cerca, vení a conocer La casa de los pájaros en la Caldera – Firmaba, Jesús Flores. Cuando crucé la tranquera sentí estar en un lugar mágico, entre los árboles, el canto de los pájaros y la briza fresca. Entre charlas nos encontramos viajando a Molinos donde como parte de un trabajo con la comunidad y desde el área de salud mental del hospital Agustina su compañera, puso en marcha un proyecto en el que Walpaq guiaría la intervención colectiva sobre un espacio del pueblo. En la tarde, rumbo al Valle Calchaquí, nos detuvimos en Chicoana, en el espacio cultural el Tropezón de Torito, quien es el encargado de hacer el registro documental del proyecto. El primer encuentro con la comunidad comenzó con ideas y bocetos en rededor de la mesa hasta los primeros trazos sobre la pared. Figuras y símbolos fueron encontrando su espacio, al tiempo que el pueblo se percibía y se identificaba en la pared de colores. Nuevas propuestas y ganas de hacer que se multiplicaron. Un observador cercano, tan cercano que me siento parte.