Isburg es mi territorio. Una casita de piedra y madera, el horno de mi abuela. Puedes sentarte entre los árboles y comerte un cordero con un vinito. También hago empanadas y pizzas.
Ismael (55) se mueve incesante entre el fogón y la casa. En el patio los árboles sostienen enormes cayotes en el aire, como globos. Arados, huesos y bicicletas, cuelgan como esculturas.
Tres hornos de barro, una parra seca, una canchita de futból junto a una pirca. Una huerta, troncos y piedras como mesitas, un arroyo al pie del cerro.

Dulce de cayote con nueces de postre. El horno esta listo y se llena de panes, pasteles y empanadillas de cayote. Amasan en la tarde junto a Teresa (28) hasta que baja el sol y se siente el frio del invierno. Mañana los venden en Cafayate y Animaná.

En el Paraje San Antonio de la Comunidad Diaguita Calchaquí. El camino es de tierra y angosto a 8 km el cruce con la RN40.

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