Alambre
La cinta de asfalto atraviesa la estepa hasta el horizonte. Más allá de las banquinas los alambres “guardaganado” repiten su traza. Un amigo en Caleta Olivia me advirtió, vas a ver muchos guanacos. Otro que los perros en la isla, te atacan si te acercas a las ovejas. Justo donde comienza una bajada y desaparece la ruta veo dos siluetas sobre la doble línea amarilla. Es una hembra con su cría. Bajo la velocidad, y comienzan a caminar hacia la banquina izquierda, después corren y la hembra salta el alambre. En ese momento los alcanzo, la cría queda buscando por donde pasar, mientras la madre me sigue con la mirada detenida unos metros adentro de la estepa. Mientras un grupo de cuatro o cinco en la otra banquina, hay dos que corren a mi costado cerca del alambre. Ya casi voy a paso de hombre. Uno se detiene y el otro ya cansado se tropieza y se recupera bajando la cuesta en dirección a la ruta y se detiene. Crucé muchos animales muertos al costado de la ruta y recordaba el trabajo que hizo Walter Astrada en la Patagonia. Fue en la isla de la Tierra del Fuego donde hice mi primera foto. Hoy alcancé a entender que se trataba de una pequeña lagartija, la sombra que cruzó velozmente la ruta delante de mi vehículo. Quizá se salvó, quizás no. Apurada por el calor del pavimento, hoy fue un día muy caluroso en el tramo entre Gobernador Gregores y las cuevas de las manos en el centro de la provincia de Santa Cruz. Si la aplasté su muerte fue inmediata. Saliendo del Chalten ví un coche con el capot y el frente hundido, como si le hubiese pegado a un guanaco. Ví muchos cadáveres que están sentados, como que dieron sus últimos pasos hasta el lugar donde mueren de dolor, quizá. Pero la escena que más me impresionó fue la de los que cuelgan del alambre. Imagino que en la desesperación por saltar, cansados quizá o sin calcularlo bien, sus patas traseras o una de ellas entra entre el último alambre de púas y el que le sigue más abajo. En ese momento la carrera se detiene a cero, quizá el golpe las disloque, las corte o solo las atrapa. Con una pata en lo alto ya no podrán sostenerse de pie. ¿Qué gemidos harán? ¿Y el resto de la manada? No hay datos certeros sobre la cantidad y cuales son las víctimas en las rutas del país. Solo en la provincia de Misiones tienen registradas unas 3000 muertes al año pero calculan que debe ser el doble.