Los Pulperos del Sotano
Cuatro dias en la playa con Victoria. Al intentar irme después de pasar la primera noche bajo un cielo cubierto de estrellas y una suave y fresca brisa desde el mar, una maniobra para tomar el camino una de las ruedas se enterró en la arena y así me dispuse a quedarme allí. Un par de amigos que viajaban en una F-100 me ayudaron a desencajar a Victoria de la arena al día siguiente. Estaba editando algunas fotos cuando ví un señor parado frente a su vehículo, con un trapo en la mano y el capot levantado. No entiendo de mecánica pero tengo conmigo algunas herramientas, me acerque y me ofrecí ayudarlo. Solo estaba revisando que todo este bien, me dijo al tiempo que se presentaron dos jóvenes que con él iban a cazar pulpos. Les pedí acompañarlos. Miguel Fidel tiene 77 años y sigue pulpeando, lo hace desde niño cuando salía con sus padres. Dice tener las mejores recetas de escabeches. Daniel (39) hacia más de un año que no veía a la familia, se fue a Bariloche buscando su propio destino que lo llevo por Mendoza y otras provincias, hacia 15 años que no usaba el gancho. Al fin, solo se trata de retomar lo que aprendí cuando venía con toda la familia. Juan (24) tambien nacio en San Antonio Oeste y trabaja en una empresa empacadora de pescados que después envían a todo el país. En búsqueda de su presa, mientras caminaba por la restinga dio vuelta una piedra cubierta de mejillones, dentro de una cavidad estaba el preciado pulpo, junto a camarones que escapaban y otros moluscos adheridos a la roca. “Cuanto que nos da el mar” reflexiono Juan en voz alta. El gancho y el balde son las herramientas de estos trabajadores, un pedazo de hierro en punta de anzuelo afilado con la empuñadura de goma sujeta con alambre. El tacho, reciclado de algún descartable donde mantienen con vida a las presas hasta volver a casa para limpiarlas. Daniel recordaba que de pequeño él y varias familias de pescadores se instalaban en la playa del Fuerte, unos 50 km más al sur del golfo y canjeaban la captura diaria a un proveedor por pan harina y otras cosas que anotaban en un cuaderno de pedidos. Los pulpos tienen entre 10 y 20 cm de largo y están debajo de las piedras o en cuevas que hacen cerca de las colonias de mejillones, cuando baja la marea quedan a pocos centímetros de la superficie. Los más pequeños son devueltos y las piedras dejadas en la misma posición para que sean nuevamente ocupadas en el futuro. Desde los días que llegue a Las Grutas supe de Los Pulperos y fue hasta estos últimos días del año pude encontrarme con ellos.