En Famaillá, Tucumán, me encontré con el Diego y Miguel Angel Nazar su escultor. Camino a los cerros, paré en los semáforos y compré una docena de empanadas de carne hechas por una de las campeonas de Tucumán.
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Argentina 1 – Arabia Saudita 2.
Antofagasta de la Sierra a 3379 msnm en el comedor de Doña Cirila y Carlos, vimos el primer partido con café y pan casero.
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Argentina 2 – México 0.
En Laguna Blanca después del Chaku, la esquila comunitaria de vicuñas, en un espacio comunitario ví a todo el pueblo ponerse de pie mientras en Catar cantaban el himno.
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Argentina 2 - Polonia 0. Ganamos por penales.
En Mutquin, apenas llegué pregunté donde se podía ver el partido y Sebastian me invitó a verlo junto a su familia. Silvia se pasó todo el partido pelando nueces y atenta a como Matías y Melina completaban sus tareas de inglés porque tenían exámenes. Shaira y Sebastian permanecían pendientes de la pantalla.
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Argentina 2 – Australia 1.
San Fernando del Valle de Catamarca, en la casa de la madre de un amigo con su hija y su nieto. Los últimos 10 minutos fueron de una tensión de película.
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Argentina 2 – Países Bajos 2. Ganamos por penales.
En Bs. As. en el Simik, bar y museo de fotografía.
Cham (37) llegó hace dos días y no esperaba vivir tanta alegría. Banu (35), vive en Argentina hace 7 años. Ambos son traductores y originarios de Turquía. Por cábala, usaba la camiseta al revés.
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Argentina 3 – Croacia 0.Con el diario del lunes es fácil. Fue el partido con menos sobresaltos, el más disfrutable hasta ahora. Llegaba el día del partido y no sabia donde lo vería. Por WhatsApp arreglé para encontrarme con Javier que vería el partido con su familia en Hurlingan.
En la otra cuadra vivía Jorge Jimenez un Compañero Peronista, un imprescindible que nos dejó hace un par de años. Fue muy emocionante visitar sú casa y encontrarme con Titi y Florencia.
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Argentina 3 – Francia 3. Ganamos por penales.
El partido final decidí verlo en una pantalla instalada en los bosques de Palermo. A pleno sol y exactamente al medio día.
A unas seis u ocho cuadras conseguí un lugar donde estacionar a Victoria. Cargue agua y dejé el sombrero para no llamar la atención, hoy un absurdo.
Las cebras de peatones eran blancas y celestes, los Messi se multiplicaron al infinito.
Compartir la euforia y la angustia de forma colectiva es aliviadora.
Pensé como todos ir al obelisco y como muchos fuimos al subte y los encontramos colapsados. El jefe del gobierno porteño había reducido sus frecuencias por el evento y nos fuimos caminando.
Las calles y las avenidas fueron tomadas por los miles de Messis y encamisados de celeste y blanco. Los coches se detuvieron en el lugar que les encontró la marea y esa vez tocaban sus bocinas al ritmo de los coros.
Los semáforos, mástiles y columnas se vistieron de hinchas. Así como los contenedores de basura, kioscos y techos del metrobus. Llevar lo mas alto posible al estandarte con los colores que nos convocaban.
A la vuelta caminando detrás de la imagen de D10s ví en mi teléfono que el mismo ritual se repitió al rededor del mundo.