Pescador en Las Grutas
Algunas actividades son determinadas por las mareas. Ismael, lleno de optimismo prepara su cebo en larguísimas cañas. Un filete de pejerrey y un langostino sujeto con unas vueltas de hilo de coser ocultan un anzuelo, trampa para atraer al pez gallo. En el golfo de San Matías, las mareas durante los equinoccios tienen una diferencia de hasta 9 metros de altura y la media diaria es de 7,5 metros. Día tras día el horario de las pleamares y bajamares se atrasa alrededor de 40 minutos. Desde la costa cuando cae el sol y comienza a subir la marea, justo cuando pasaron los días más fríos. Los peces que llegan a la orilla han cambiando, no es el mismo pejerrey en el invierno que en el verano. Me aclara Ismael. La restinga es el espacio de la costa que queda expuesto por las mareas, una lengua de arena sumergida. Sinonimo de arrecife que yo relacionaba con el caribe o los mares del ecuador. Estas zonas son las que buscan una treintena de especies de tiburones que llegan con fines de reproducción y cría, entre otras muchas especies. Más al sur, en las coloradas y siempre desde la costa, durante el invierno, con trajes de neopreno, con el agua hasta la cintura, pescan tiburones. Ismael, antes que refleje mi asombro por lo que me contaba, dio play a un video en su teléfono que confirmaban sus dichos. Lanza el anzuelo con su carnada, coloca su caña en un soporte especialmente dedicado, da un paso atrás y fija su mirada en los extremos, donde el sedal inicia su recorrido al mar por unos 50 o 60 metros. La lucha se iniciará de forma repentina y enérgica, son animales de 15 kilogramos de promedio y pueden internarse en el mar. La definición es siempre impredecible.