Melones y sandias
Después de varios días de lluvias, el pronostico anticipa buen tiempo para la cosecha. Temprano en la mañana con las primeras luces y ganándole al calor, el viejo tractor entra en los surcos tirando un carro por la tierra blanda y húmeda. Avanza lento, junto al paso de los cosecheros que van seleccionando con la vista y el tacto, el fruto que esta listo para cortar de la planta. A unos 30 km al sur de la capital de Santiago del Estero en la localidad de Upianita, Ramón (51) con tres hijos y varios nietos, es un pequeño productor de melón y Sandia que desde hace pocos años usa el riego por goteo. Después de la primera ronda, aún con el fresco de la mañana y los frutos acopiados bajo la sombra de un Tala, me dieron a probar el mas rico melón que comí en mi vida. Se suman manos al seleccionado por tamaño y empacado. Al medio día bajo el mismo árbol y con el sol en lo alto, el asado estaba servido en trozos sobre una tabla alcance de un pincho y un pedazo de pan. La pausa se prolonga hasta la llegada del camión que junto a otros productores completan una carga que sale sin paradas a los mercados del sur del país. Gracias a la generosidad de Gustavo Tarchini que me invito a acompañarlo en su trabajo de registro de los trabajadores de Santiago y a Ramón por su hospitalidad.