Huella y memoria de la invasión en América.
El rey Felipe III en 1608 dispuso la creación de las reducciones jesuíticas y franciscanas en la región del Guayrá (actual estado de Paraná, Brasil), por entonces bajo control militar español.

Treinta misiones jesuitas guaraníes se localizaron en la geografía de los actuales territorios de las repúblicas de Argentina, Paraguay y Brasil.

La mayoría de los líderes políticos guaraníes de muchas tekuas (aldeas) aceptaron levantar iglesias, que eran símbolos de la protección divina y jurídica.

«...sólo los guaraníes son capaces de acumular energía para llegar a la Tierra sin mal».

Los curas tenían a su cargo el gobierno de las reducciones siendo los verdaderos administradores de los bienes de los pobladores y contando con facultades de intervención directa no solo en la actividad espiritual sino también temporal, económica, cultural, social y hasta militar.

Las misiones guaraníes constituyeron un importantísimo freno a las aspiraciones expansionistas de los lusitanos, que liderados por los bandeirantes se dedicaban a la caza de indios para venderlos como esclavos en São Paulo y Río de Janeiro.

Al momento de su expulsión en 1769 las misiones incluían 57 pueblos, 12 colegios y una universidad con 113.716 indios.

Fuente: (Fernando Arellano (1987). Una introducción a la Venezuela prehispánica: culturas de las naciones indígenas venezolanas. Universidad Católica Andrés Bello). Wikipedia.

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