Tucumán, una de mis paradas regulares donde me encuentro con mi hermano al menos a compartir un mate.
En el acceso norte de San Miguel de Tucumán en las afueras de la ciudad, mis padres junto a unos tíos, todos hijos de italianos eligieron la villa Nueva Italia como el lugar donde hacer su casa.
A distancia de años que superan las vidas de mi hermano y la mía, nos encontrábamos parados en la vereda de esa casa sobre la calle Roma. Un anciano se acercaba por la calle caminando al costado de su bicicleta.
¿Sabes quien es? me interroga mi hermano y se acerca a saludarlo.
-Hola Don Morales ¿como esta? Este es Lucas, vive en Salta.
Yo bien. Si me acuerdo, Alascio eran varios, la casa de enfrente la vendieron muchas veces.
¿Como se llamaba aquel equipo de fútbol que usted armaba con los chicos del barrio y usábamos las camisetas de Atlético Tucumán?
¡Club Villa Nueva Italia, por supuesto! contestó rápidamente como si le asaltaran los mismos recuerdos que a mí. De esos fines de semana en que de mañana, calzados con los sacachispas y pantalones cortos cruzábamos la misma calle desde donde estábamos hasta su casa para patear una pelota por horas y un día nos encontramos jugando en la mismísima cancha del club Atlético Tucumán.
Tengo 88 años, el barrio se fundó a fines de los sesenta y yo fui el primer presidente del centro vecinal y el que puse el nombre a las calles.
Don Morales posó para mi foto y luego junto a su bolsa y su bastón tomó la bicicleta y cruzó lentamente la misma calle, ahora con pavimento.